****ANDREA U****

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martes, enero 31, 2006

Nunca me pondría la amarilla del Barcelona....(por Andres Guschmer)

Obviamente este es un articulo que comparto mucho, circunstancias no tan similares pero sobre todo es el mismo sentimiento, leanlo dedicado especialmente a la gente emelecista de corazon

Nunca me pondría la amarilla del Barcelona....(por Andres Guschmer)
Ni desnudo en una iglesia me pondría la camiseta del Barcelona. Es más, ese ha sido motivo de diversas apuestas con amigos, al tenor de..... "el que pierde se pone la camiseta del otro equipo...." por suerte, en esas apuestas voy ganando 3 a 0.
Entre mi colección de camisetas originales tuve dos veces la del Barcelona, una de Gilson y otra del Pepo Morales. Ambas regaladas, no pedidas. Debo confesarles que, estando en mi cuarto una vez me entró la curiosidad de saber cómo me vería con esa camiseta, pero ni siquiera en esa absoluta intimidad me atreví a faltarle el respeto al hincha que hay en mí.
El amarillo no es un color que me desagrade, para nada. Tanto así que amo ponerme la camiseta de la selección, aunque debo aceptar que más me gusta la alterna. Lo que no me deja ponerme esa susodicha camiseta son mis imborrables recuerdos que me hacen que amemos a nuestro equipo y odiemos al rival de patio.
El golazo de Beninca en la inauguración del Monumental y el penal que Baldriz le atajó a Toninho en la liguilla del 88; el gol de Pachito en el campeonato del 93; los interminables festejos gracias a De Lima, Avilés, Ivo Ron, Juárez, Kenig, Kaviedes, Otilino y Candelario hacen que me sienta el hombre más feliz de ser "azul".
Mientras que el penal que le "regaló" Russo a Morales y el posterior gol de Uquillas en la Copa Libertadores del 90; el gol que no fue de Joe Vargas en el 96, y las celebraciones de Muñoz, Insúa, Alfaro Moreno, Tin Delgado y sobre todo Uquillas, hacen que recuerde ese "antiamor" apasionado que siento por esa camiseta.
Yo vestido con la del Barcelona me sentiría como otra persona. Más que la incomodidad y la honra en el piso, estaría siendo un ser humano falso. La camiseta de un equipo es para los hinchas un escudo de armas en el mundo del futbol. Yo sería un mentiroso si me atreviera a ponérmela, no sólo me irrespetaría a mí mismo, sino también a los barcelonistas que con tanto valor y sin asco se ponen la amarilla domingo a domingo.
Ta vez algún día puedan verme con esa camiseta por un caso muy específico. Que me paguen USD 1'000.000 libres de impuestos y de puteadas azules. Que los barcelonistas acepten que adoran "robarse" a nuestros ídolos como Bolaños, Torres Garcés, Lupo, Pepo Morales, Graziani, Kaviedes, Poroso y muchos más. Que en el monumental nos dejen jugar como locales otros partidos aparte del clásico. O que reconozcan que Carlos Luis Morales, Carlos Muñoz, José Gavica y hasta un presidente del club eran emelecistas antes de llegar a Barcelona. Solo así me vestiría de canario.
Hay algo que debo contarles. Una vez me puse, o mejor dicho me pusieron, la camiseta del Barcelona. Tenía 3 años y como no sabia nada de futbol me llevó mi papá al entrenamiento en el viejo Reed Park porque el equipo se tomaba la foto de bicampeón 80-81. Mi tio Pepe Tamaríz, que era presidente, me llevó junto a Victor Ephanor y ¡zas! Esa visita dejó el único e irrepetible recuerdo. Por lo visto en la foto, algo "azul" nacía adentro mío, pues no levanté la mirada. Seguramente para poder negar que soy yo con esa camiseta que nunca vestiría, pues como dije antes me sentiría falso. Más falso que billete de 15, como diría un amigo.


Autor : Andres Guschmer (periodista deportivo Canal Uno)

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